Normalmente se trata con el uso de apósitos de silicona oclusivos, corticoides (administrados de forma tópica o mediante inyecciones en la lesión), crioterapia (utilizando nitrógeno líquido), la aplicación local de medicamentos antiproliferativos (que inhiben la replicación celular), dispositivos láser o una combinación de estos métodos.
La elección entre estas opciones de tratamiento se realiza de manera personalizada, considerando el tipo y cantidad de queloides, su ubicación y las molestias que puedan causar a cada paciente.